Día 27, Remolacha y Lombarda

Continuamos la expedición y cada día me encuentro mejor, si no fuera porque el peinado me delata, nadie diría que estoy en medio de un tratamiento como éste. Y bueno, el catéter de Hickman también lo tengo adornando.
Dentro de poco volveremos al hospital para que me administren el segundo ciclo de quimioterapia, así que espero llegar muy fuerte y con los leucocitos a lo William Wallace gritando «¡freeeeeedom!».

Hoy he estado leyendo un libro que me regaló mi suegra (Mali) hace unos meses. Se titula: «Comer para vencer al cáncer», y las autoras son la oncóloga Paula J. Fonseca y la química/nutricionista Belén Álvarez.
En él se pueden leer numerosos consejos para llevar una adecuada nutrición que nos permita prevenir el cáncer y otras enfermedades. También ofrecen consejos alimenticios para enfermos en tratamiento.

Se ha demostrado que una dieta equilibrada reduce el riesgo de padecer cáncer.
Un 35% de los tumores se producen por una dieta inadecuada, obesidad y sedentarismo. En otro 25% de los cánceres, la alimentación no es una causa indirecta, sino un agente inductor.

Existe un grupo de 10 alimentos estrella que debemos consumir por sus propiedades anticancerígenas:
1. Col, brócoli, coliflor y lombarda.
2. Ajo y cebolla.
3. Tomate, zanahoria, remolacha y calabaza.
4. Naranja, limón, kiwi y piña.
5. Lechuga, espinaca, repollo y puerro.
6. Fresas, cerezas, frambuesas y moras.
7. Champiñones.
8. Sardina, boquerón, atún y salmón.
9. Yogurt natural y pan tierno integral.
10. Aceite de oliva.

Leyendo esta lista me pregunto, ¿por qué las cosas buenas de verdad no aparecen? Dónde están los bocatas de tortilla de patatas, las pizzas, la tarta de fresones del Bar de Rojas Clemente… Quiero pensar que estarán en la posición 11, pero no han querido hacer la lista demasiado larga.

En cuanto me recupere, le he prometido a mi prima Inma que nos iremos de «liga recia» por Villacarrillo, a degustar esas tapas deliciosas que tanto nos gustan a todos. Además, mi sherpa tiene ya encargado un trailer de sushi, ya que, con mi actual dieta baja en carga bacteriana, lo tengo totalmente prohibido.

En este mismo libro, he leído algunos dichos populares que me han hecho gracia, como:
«Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo.»
«Poco en el plato y mucho en el zapato.»
«El aceite es armero, relojero y curandero.»

Por el momento, me conformo con los manjares que me hace mi madre cada día «para aumentar las defensas», ¡no he comido tantos filetes de ternera en mi vida!

Mañana salimos de excursión al hospital. Os contaremos cómo ha ido la aventura.

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