Día 36, dame la SIM que es San Valentín

La mañana ha empezado algo agitada, con algún pequeño encontronazo con las auxiliares que traen los pijamas limpios. Me han dado la talla XL, porque por lo visto «no quedaba otra». Evidentemente, me venía como un saco. En ese pantalón cabíamos sherpa y yo sin problemas. Pero escalar así, uno en cada camal, se hacía engorroso. Por ello, he tenido que reclamar varias ocasiones hasta conseguir algo decente.

También me he «peleado» con una compañía de teléfonos, pues he realizado una portabilidad y para variar nunca cumplen las condiciones del acuerdo telefónico. Te vas harto de unos y al final los otros son iguales. Da lo mismo naranja, que rojo, que azul, ¿no?

A mitad mañana, las enfermeras han traído un nuevo aparatito al campamento. Se trata de una bomba de goteros para suministrarme la medicación, a la que la hemos apodado «el árbol de navidad». La foto os lo aclarará. Me hubiera gustado colgarle unos corazoncitos rojos para celebrar con ella el día de San Valentín, pero no tengo material de papelería a mano. Por lo menos los pitidos que suenan cuando un gotero se acaba no te paran el corazón.

Sobre el tratamiento R-ESHAP, ya vamos tachando letras. Nos hemos cargado la R, la E y la SH, que son cortitos, así que se llevan bien.
Sobre media tarde he comenzado con la P. El temido Cisplatino, que se administra en 4 etapas seguidas de 23h cada una. Esperemos no encontrarnos ningún alúd por el camino y que cada una de ellas se pase lo más rápido posible.

Mi sherpa ha tenido que ausentarse del campamento por unas horas para solucionar la incidencia del teléfono móvil. Le ha costado tantas batallas que le ha faltado llamar hasta al mismísimo César Alierta. Y todo para que nos dieran una puñetera tarjeta SIM. Le ha costado sudor, pero ha salido victorioso.

Como hoy es el día que es, estamos en la situación en la que estamos y, además, «Love is in the air», ha tirado la casa por la ventana y se ha presentado con un súper regalazo. Un nuevo móvil que me va a venir de lujo en mis (tantas) horas ociosas. ¡¡Me encanta!! Era fundamental para la expedición tener el equipo de comunicación en perfectas condiciones (jajaja -risas enlatadas-).
¡Aaaaaahora sí que supero a la tienda Apple de la calle Colón!

Sobre el debate de celebrar o no San Valentín, siempre se suele decir lo mismo, ¿no? Buahhh yo no celebro nunca ese día creado por las grandes superficies. Pero bueno, de vez en cuando está bien que te regalen una flor, o comerte una tartita de corazón a medias con tu pareja, o salir juntos al cine a ver una peli elegida por la chica. Está claro que eso se puede hacer cualquier día del año, pero si no fuera por el 14 de febrero, estoy segura que muchos no lo haríamos.
Yo solo digo, desde aquí, que en la vida se tiene que celebrar ¡TODO! Y eso es lo que pienso hacer a partir de ahora (ah no, que antes ya lo hacía…)

¡Feliz San Valentín a todos!

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