Día 71, primavera en el campamento

Hoy empieza la primavera, mi estación preferida del año. El buen tiempo hace que las personas estemos de mejor humor y tengamos ganas de pasar nuestro tiempo libre fuera de casa, mientras que en invierno preferimos refugiarnos bajo el techo de nuestros hogares.

La primavera se asocia con el amor, la juventud y el disfrute de la vida. ¿Hemos perdido la primavera en nuestras vidas personales? La crisis, la economía familiar, el desempleo o la pérdida de salud pueden provocar una falta de entusiasmo por vivir, llegando a correr el peligro de hacer de nuestra vida un constante invierno, con pequeños otoños, pero con una ausencia total de primavera.

La primavera nos puede traer cosas buenas y malas. Aunque vuelven las alergias, las lluvias de abril y la operación bikini, también hay que tener en cuenta que se cambia la hora, las temperaturas hacen que las terracitas estén llenas de gente, nos quitemos los abrigos y dé gusto hacer deporte, pasear e ir a la playa.

Además, las flores están en pleno apogeo. El aumento de las horas de sol provoca una explosión de colores en jardines y balcones de las casas. Prueba de ello es la imagen que muestra nuestro pequeño balcón estos días.

Tenemos la esperanza de que estas plantitas nos duren mínimo hasta el verano. Aunque nuestro historial como jardineros es bastante lamentable. Os puedo contar que se nos murió un bonsái de romero. ¿Romero? ¡Pero si esa planta crece encima de las rocas sin regarlas y sin ningún tipo de cuidados!
Tengo la suerte de que mi tío Juan es un auténtico creador de bonsáis y, desde que vine a vivir a esta casa hace ya 9 años, me ha regalado varios arbolitos de distintas especies: dos granados, un olivo y un romero. No he conseguido que ninguno de ellos sobreviva más de 6 meses. Está claro que por muchas veces que vea Karate Kid no he aprendido nada del señor Miyagi, ni tampoco de mi tío Juan.

Hablando de flores, hoy quiero dar las gracias a una de esas personas maravillosas que hemos conocido en el camino. Se trata de Susana, que casualmente fue la animadora infantil en nuestra boda y también es profesora de Martina, la hermanita de Julen. Ha tenido el detalle de acudir a la Ofrenda de Flores que se realiza a la Virgen de los Desamparados durante las Fallas y acordarse de nosotros. Os mostramos la foto del momento. Gracias Susana por tu gran implicación en esta escalada.

Este año mi sherpa y yo pasaremos prácticamente toda la primavera dentro de una habitación de hospital. La semana que viene me harán todas las pruebas previas para analizar el estado general de mi organismo y, si todo va bien, a principios de abril ingresaré para realizarme el autotrasplante de médula.

Estaremos alrededor de un mesecito en una habitación de aislamiento, pero gracias a la cíber familia que hemos creado, estaremos más acompañados que nunca. ¡Arriba la Marea Morada!