Día 5

Pensábamos que hoy llegaríamos al campamento 1, pero el tratamiento ha ido un poco más lento de lo esperado y el objetivo nos costará 1 o 2 días extra. Además, parece que vamos a tener que hacer esta recta final de trayecto con un nuevo lastre. Ahora tenemos que arrastrar una «mochila» más, que nos entorpece las actividades rutinarias. Llevar dos carritos con bombas de presión es un auténtico engorro, aunque te sientes como Nacho Cano, tocando dos teclados a la vez.

Hoy nos ha visitado un nuevo médico. Con este ya son 3 los que hemos conocido dentro del equipo de hematología de La Fe, y la verdad es que su profesionalidad hace que nos sintamos muy seguros y tranquilos. Se nota que estamos en buenas manos, en las mejores. La noticia buena es que las bioquímicas salen muy bien, por lo que el tratamiento no me está perjudicando en exceso al resto del organismo.

Aprovechando la tarde soleada, nos hemos acercado al ventanal de nuestra planta 7, desde donde hoy sí que se ve el mar e incluso la montaña de Cullera. Hemos aprovechado el relax que ofrecían las vistas para empezar a escribir este relato.

Hoy escuchando una canción de un grupo que nos gusta mucho, he pensado en vuestros comentarios. En muchos me decís que soy una mujer valiente y fuerte, pero para llegar aquí he tenido que superar otras fases del pasado. El primer linfoma hace 14 años lo afronté con miedo, en el segundo me invadió la rabia y en el tercero es la resignación la que me hace ser valiente. Así que, como dice Vetusta Morla en su canción, «ser valiente no es solo cuestión de suerte».

Para acabar la entrada de hoy, os mostramos nuestro calzado especializado que nos acompaña en esta larga travesía y nos ayuda a sortear los peligros de la escalada.