Día 42, evidencias

Durante los 14 años que llevo peleando contra esta enfermedad he tenido momentos anímicos de todo tipo. Mis emociones han sido como una montaña rusa, pero con el paso del tiempo, he aprendido a estabilizarlas.

Hace un par de años, recién terminado el anterior tratamiento, tuve la posibilidad de asistir online a un seminario impartido por psicólogos de AEAL -Asociación Española Afectados Linfoma-. Era un seminario sobre el miedo, incertidumbre e indefensión ante esta enfermedad y sus recaídas. Fue ahí donde escuché la palabra «evidencia». Desde entonces, me he apoyado en infinidad de ocasiones en ella.

Cada uno de nosotros tenemos un «pack» de miedos en nuestro interior, pero también nuestra estrategia para hacer frente a ellos.

Para mí, la evidencia es una estrategia fundamental en esta lucha. Como seres humanos, tendemos a pensar a largo plazo. ¿Qué cosas malas nos pueden pasar en el futuro?
Con el fin de vencer el miedo, debemos pensar en el presente, en los hechos, en lo que realmente sucede en cada momento.

En esta enfermedad no todo es negativo. Los tratamientos funcionan, se consiguen remisiones, la calidad de vida es cada vez mayor. Hay que quedarse con esa certeza, con esas pruebas evidentes de que no todo va mal.

Habitualmente, se suele utilizar más el término «valiente» para referirse a la gente que se enfrenta a una situación de este tipo (aunque nosotros somos más partidarios de las evidencias). Casualmente, estando el sherpa ojeando un libro se encontró con esto.

Y es que, a pesar de las evidencias y las valentías, de vez en cuando es bueno llorar y desahogarte si lo necesitas.

Bueno, pasando al parte médico, comentar que la noche ha sido movida. He estado pachuchilla, con efectos secundarios de la quimio. Pero parece que durante el día he ido remontando y voy tolerando más la comida. Así que, ¡la evidencia es que ahora mismo estoy bien!

Para finalizar, comentar que las visitas y comentarios en el blog siguen disparadas. Para haceros una idea, podríamos llenar el teatro más grande de Broadway, con una capacidad de 1.700 localidades, con los comentarios recibidos en las entradas. Cada comentario sentado en su butaca, con su Coca-Cola XXL y su canasta de palomitas. En cuanto a las visitas, estarían muy apretadas en Mestalla -55.000 asientos-. Unas 10.000 visitas tendrían que quedarse en los bares de alrededor. Así que, según el Sherpa, ha llegado la hora de trasladarse al Camp Nou.

¡Y todo esto gracias a la fiel #MareaMorada !

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